sábado, 17 de mayo de 2014

¿AMOR? ¡LOS COJONES, AMOR!


Audiovisual del libro "¿Amor? ¡Los cojones, amor!"

Una colección de relatos para arrancar alguna que otra sonrisa.

domingo, 23 de marzo de 2014

MUY PRONTO, EL LIBRO EN PAPEL.

¿AMOR? ¡LOS COJONES, AMOR!



SINOPSIS


En más de una ocasión hemos escuchado eso de “te querré siempre”, “te quiero hasta el infinito” o “eres el hombre de mi vida”. Cosas de amor y todo eso, claro. Y, al principio, “siempre” es siempre, el “infinito” es el infinito y lo de la vida, pues eso mismo.
Al principio.
El amor es lo que tiene. Nubes de algodón de azúcar, unicornios de color rosa, princesas y princesos, presiosas y presiosos… todo eso.
Luego resulta que aquel “siempre” dura tres o cuatro meses a lo sumo, el “infinito” está ahí a la vuelta de la esquina y aquella tiene más vidas que un gato. Y resulta también que el algodón de azúcar se acaba y queda solo el palo, los unicornios de color rosa se convierten en jumentos que hacen boñigas del tamaño de balones de reglamento y las princesas y los princesos cagan y mean lo mismo que el vecino ese tan feo, les huelen los pies y hasta el bonito lunar junto al labio se convierte en verruga.
Y aparecen el “amigo babas” y el “cantarico nuevo”. Y se escuchan frases como “necesito espacio” o, en el colmo de la perversión, “pero podemos seguir siendo amigos”.
Sí, sí. Cosas del amor y todo eso.
El amor sí.
¿Amor? ¡Los cojones, amor!

viernes, 27 de diciembre de 2013

JINETES AL AMANECER

JINETES AL AMANECER. 2ª EDICIÓN

Agotada, por fin, la primera, esta es la portada
provisional de la segunda edición de "Jinetes al amanecer".

sábado, 2 de noviembre de 2013

UN VASO DE AGUA




         La mayoría de las personas que conozco tienen en su teléfono móvil melodías más o menos agradables, más o menos simpáticas o más o menos chocantes. No hace falta que me ponga ahora a enumerar lo que todo el mundo escucha a diario, vaya.
         Pero como yo soy un poco cenutrio para algunas cosas, o tenía grabado el famoso grito de Leónidas y la respuesta de sus 300. Sí hombre, sí. Aquello de ¡Espartanos! ¿Cuál es vuestro oficio? ¡Aú, aú, aú!
         Personalmente, tengo serias dudas de que, por mucho que aparezca en la peli, los aguerridos espartanos respondieran eso porque, entre otras cosas, ¿qué clase de oficio es “aú”?
         He leído que, efectivamente, Leónidas preguntó a los suyos eso del oficio, pero aquellos, en lugar de aullar, respondieron “la guerra”, cosa que me parece bastante más coherente con el carácter de los espartanos.
         Pero vamos a lo que vamos.
         Decía que la sintonía de mi móvil era el grito de Leónidas y la respuesta de marras. Eso era entonces. Ahora no. Ahora tengo el tiroliro estándar de la operadora.
         No me acuerdo exactamente qué hora era, pero temprano. Claridad, la justita y creciendo. Lo que viene siendo el amanecer, vamos. Una hora bastante razonable para estar durmiendo, sobre todo teniendo en cuenta que estábamos en fiestas y la noche anterior había sido de esas de ovación y vuelta al ruedo. De hecho, creo que debía estar aún en el segundo sueño como mucho.
         Debido a esa circunstancia, considero que nadie se extrañará si digo que me cagué en todo lo cagable cuando sonó el teléfono.
         Me desperté de un salto. Pegado a mi oreja estaban el puñetero Leónidas y sus 300 gritando como verracos: “¡Espartanoooos! ¿Cuás es vuestro oficio? ¡Aú, aú, aú!”.
         Se añade a esto que la noche anterior, debido al follón y a la música, el teléfono no se oía un carajo. Me encontré con Flavio y con Miguel, un poco pasados de vueltas, que me dijeron que me habían estado llamando como unas ochenta veces. También me dijeron que soy un capullo, pero eso no influye en el desarrollo de la historia.

viernes, 18 de octubre de 2013

ARDOR GUERRERO





Casi todas las mañanas bajo a la cafetería y me tomo un café y un croissant (cruasán en román paladino), una información, la del condumio, que resulta absolutamente irrelevante. Para el desarrollo de esta historia da lo mismo que me tome un café o una chuleta de cerdo. Pero me tomo un café y un croissant y dejo que las migas caigan al suelo para que se las coma un gorrión canijo que ya es un habitual del lugar y al que he bautizado como el “Descarao”. Pues sí, esta información es tan irrelevante como la anterior.
Hoy es domingo y es también 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla y Día Nacional de Francia, dato histórico que a la mayoría importará un carajo. A los franceses sí les importa, claro. Y a Flavio también aunque por diferente motivo.
Flavio es amigo. Es bastante amigo. Si no fuese porque me da un poco de repelús eso del “mejor amigo”, diría que lo es. A los dos nos tira la afición a la lectura y a esto de escribir aunque él escribe bastante menos. ¿Cómo va a escribir si no le queda tiempo al cabrón?

viernes, 4 de octubre de 2013

LA MASCOTA DE LA LEGIÓN



Un fragmento.

         Aunque no soy el más objetivo para emitir juicios sobre mí, no me tengo por mala persona. Tampoco soy un bendito, vaya que no, pero no creo ser demasiado malo. Yo diría que estoy en la media, aunque mi amigo Bosco me tiene calificado como una especie de barrabás de medio pelo. Cierto es que he hecho alguna barrabasada, pero no me parece que sea para tanto.
         A decir verdad, no sé porqué cuento esto. Al fin y al cabo no iba a hablar de mí. Aunque es de mí precisamente de quien más cosas puedo contar, también tengo alguna cosilla que callar. Mira tú que al final va a ser verdad lo que piensa Bosco.
         Pero vamos a lo que vamos. De quien iba a hablar es precisamente de Bosco.
         Últimamente está un poco preocupado. Le salen, lo mismo que a mí, granos en la nariz de vez en cuando. Yo le digo que no se preocupe tanto porque es normal. Los granos salen donde encuentran espacio. Y dado que su apéndice nasal se acerca peligrosamente al de Cyrano, la cosa está clara. ¿Dónde si no iban a salirle los granos?
         De todos modos, no son las pequeñas excrecencias cutáneas su mayor fuente de desasosiego, no. Son otras cosas que también salen relativamente cerca de la nariz, aunque sea solo en sentido figurado. Digamos que, partiendo del naso, suelen salir a un palmo hacia atrás y hacia arriba.

¿Amor? ¡Los cojones, amor!

Preparando mi próximo trabajo.